Tortugas marinas - Características y dónde viven

Las tortugas son vertebrados tetrápodos de la clase Reptilia, como las serpientes, los lagartos o las aves. Dentro de los reptiles, las tortugas forman el orden Testudines que se caracteriza, sobre todo, por un caparazón óseo que protege sus órganos internos.

Hace más de 100 000 años, algunas tortugas terrestres se adaptaron a vivir en el mar. Fueron los ancestros de la superfamilia Chelonioidea: las actuales tortugas marinas. Hoy día, tan solo existen 7 especies de tortugas marinas que pertenecen a 2 familias: los quelónidos y los dermoquélidos.

Los quelónidos (Cheloniidae) presentan un caparazón formado por placas óseas. En este grupo encontramos 6 especies:

• Tortuga boba (Caretta caretta)
• Tortuga verde (Chelonia mydas)
• Tortuga carey (Eretmochelys imbricata)
• Tortuga lora o bastarda (Lepidochelys kempii)
• Tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea)
• Tortuga plana (Natator depressus)

Por su parte, los dermoquélidos (Dermochelyidae) tienen un caparazón formado por piel dura. Solo cuenta con un representante:

• Tortuga laúd (Dermochelys coriacea)

Los ancestros de las tortugas marinas se adaptaron a vivir en los océanos y, como resultado, sus características cambiaron. Su caparazón es más liso y llano que el de las tortugas terrestres, facilitándoles el paso a través del agua. Sus patas se transformaron en aletas, permitiéndoles nadar grandes distancias. Utilizan las delanteras para impulsarme, mientras que las traseras marcan el rumbo.

Además, estas tortugas tienen un metabolismo más eficiente que el de las terrestres, así como una cantidad mayor de glóbulos rojos, es decir, tienen mayor capacidad para retener oxígeno. También cuentan con adaptaciones al agua salada: poseen una glándula de sal en los ojos, cuya función es expulsar el exceso de sal de su cuerpo.

En cuanto a su comportamiento, depende de cada especie e, incluso, de cada población. Por lo general, son animales solitarios que se reúnen solo en época reproductiva. Para ello, algunas tortugas recorren miles de kilómetros, es decir, son animales migradores.

Ahora que conocemos las características de las tortugas marinas, ¿dónde viven? Las tortugas marinas pueden encontrarse en océanos y mares de todo el mundo, salvo la Antártida y el Ártico. Sin embargo, cada especie tiene su distribución. Algunas de ellas solo se encuentran en zonas muy específicas, como la tortuga plana de Australia o ciertas poblaciones de tortuga boba mediterránea.

En cuanto al hábitat de las tortugas marinas, depende de la fase de su ciclo de vida. Las tortugas recién nacidas suelen vivir mar adentro, nadando a la deriva junto a agrupaciones de plancton, donde se alimentan y camuflan. Cuando son juveniles, se desplazan hasta zonas con menor profundidad, como los arrecifes de coral, unos lugares con gran abundancia de recursos.

Finalmente, cuando alcanzan la madurez reproductiva, las tortugas marinas ya son adultas y comienzan a migrar desde las zonas de alimentación a las zonas de reproducción y viceversa, por lo que pasan gran parte del año viajando en mar abierto.

Migración de las tortugas marinas

Todas las especies de tortugas marinas se consideran migrantes, ya que, al menos en una fase de su vida, todas realizan desplazamientos. Los neonatos se desplazan a mar abierto, los juveniles vuelven a zonas de menor profundidad y, cuando alcanzan la madurez sexual, migran a zonas de apareamiento cada año durante la estación reproductiva.

En las zonas de apareamiento, las hembras y los machos realizan la cópula. Después, los machos vuelven a las zonas de alimentación, es decir, nunca suelen abandonar el mar. Las hembras, por su parte, se dirigen a las playas para construir el nido y poner los huevos. Normalmente, lo hacen en las mismas playas en las que nacieron. Después, regresan a las zonas ricas en alimentos.

Descubre Cómo se reproducen las tortugas marinas en este otro artículo.

Las tortugas marinas son animales muy longevos. Algunas especies pueden alcanzar los 90 años de edad. Durante este tiempo, suelen ser animales solitarios, aunque a veces se agregan para alimentarse y reproducirse. Algunas hembras nidifican todas al mismo tiempo, algo que puede ayudarles a proteger los huevos.

Son, por tanto, animales ovíparos. Cavan nidos en la arena de las playas y es la arena caliente la que se encarga de la incubación. Pueden llegar a poner más de 150 huevos por nido y suelen anidar varias veces a lo largo de una misma estación. Sin embargo, solo 1 de cada 1000 tortuguitas que nacen consiguen llegar a la edad adulta.

En cuanto a su alimentación, las tortugas marinas suelen ser carnívoras u omnívoras. Algunas, como la tortuga laúd, la tortuga lora o la tortuga plana, se alimentan fundamentalmente de otros animales, sobre todo invertebrados. Otras tortugas también consumen muchas algas y plantas marinas. Es el caso de la tortuga boba, la tortuga olivácea y la tortuga carey.

Sin duda, una alimentación muy curiosa es la de la tortuga verde. Como te contábamos en el artículo sobre Qué comen las tortugas marinas, la tortuga verde consume otros animales cuando es pequeña, pero, cuando llega la edad adulta, se alimenta casi exclusivamente de algas y plantas. Por ello, se le considera la única tortuga marina herbívora.

Seis de las siete especies de tortugas marinas se encuentran amenazadas a nivel global. Las tortugas boba, laúd y olivácea se encuentran en estado vulnerable, la tortuga verde está en peligro y la bastarda y la carey se consideran en peligro crítico de extinción. En cuanto a la tortuga plana, no existen datos suficientes sobre el estado de sus poblaciones.^[1]

Por tanto, las tortugas marinas tienen cada vez más dificultades para sobrevivir en el medio marino. ¿Por qué? Estas son las principales amenazas de las tortugas marinas:

• Artes de pesca: las tortugas quedan atrapadas en las redes y otras herramientas de pesca por accidente, causándoles heridas y lesiones. Además, cuando las redes ascienden hacia la superficie y arrastran a las tortugas, pueden causarles el síndrome de descompresión debido al cambio rápido de presión.
• Contaminación de residuos: las tortugas confunden los residuos, sobre todo plásticos, con su alimento. Les causan ahogamiento, obstrucciones y, como consecuencia, desnutrición. Además, pueden enredarse en las aletas, causando, incluso, amputaciones.
• Contaminación química: los vertidos de aguas contaminadas, zonas petroleadas, residuos nucleares, etc. contaminan el agua en la que habitan.
• Contaminación acústica: el ruido de los submarinos, el transporte marítimo, las infraestructuras petrolíferas, etc. generan malestar y estrés, pudiendo interferir en el comportamiento normal de las tortugas.
• Destrucción de su hábitat: la pesca de arrastre también destruye su hábitat natural, como las áreas bentónicas más productivas. Además, sus lugares de nidificación son cada vez más reducidos debido a la “limpieza” y masificación de las playas, así como a la urbanización costera sin control.
• Colisiones con embarcaciones: en las últimas décadas, se ha producido un aumento del transporte marítimo, incrementando el número de colisiones con embarcaciones.
• Cambio climático: debido al aumento de la temperatura global, se están produciendo cambios en el lugar de nidificación, así como en el número de hembras y machos que salen de los huevos. Además, el cambio climático está afectando gravemente a sus zonas de alimentación, como las barreras de coral.
• Pesca ilegal: la carne de tortuga, sus caparazones y sus huevos son muy apreciados en algunas partes del mundo.

¿Cómo ayudar a las tortugas marinas?

El papel ecológico de las tortugas marinas es fundamental, tanto para sus ecosistemas como para los seres humanos. Por ejemplo, son esenciales para evitar sobrepoblaciones de medusas, de las que suelen alimentarse. Pero ¿es posible ayudarles?

Podemos ayudar a las tortugas marinas realizando pequeños cambios en nuestra rutina diaria, como:

• Reducir el uso de plásticos y objetos de un solo uso.
• Reutilizar y reciclar nuestros residuos.
• Comprar productos de proximidad y con etiquetas de pesca sostenible.
• Reducir nuestro gasto energético.
• Utilizar el transporte público.
• Reducir el consumo de carne (principal responsable de la deforestación y de gran parte de las emisiones de CO2).
• Educación ambiental en nuestra sociedad y tomar conciencia a nivel individual de lo que está pasando.

Además, si quieres ayudar a las tortugas marinas, puedes echarnos una mano en la Fundación CRAM. Nos dedicamos a la conservación del medio marino a través de acciones locales, como la recuperación y reintroducción de tortugas marinas y otros animales. Puedes ayudar a los océanos compartiendo nuestro trabajo, haciendo un voluntariado, apadrinando a una de nuestras tortugas o mediante donaciones. Las donaciones pueden ser cantidades fijas tan bajas como 1 € al mes, o bien, donaciones puntuales. Ayúdanos a proteger a las tortugas marinas.

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