¿Puede morir un perro por depresión?

Sí, los perros se enferman de tristeza. Dicho de otra forma, un perro puede llegar a desarrollar un problema de salud grave como consecuencia de los comportamientos asociados a un estado de profunda tristeza.

Un animal deprimido, en primer lugar, comenzará a mostrarse apático y aletargado, de manera que rechazará llevar a cabo actividades con las que anteriormente disfrutaba. Normalmente, el perro apático se pasa muchas horas acostado en el suelo o en su cama, no quiere jugar ni salir a pasear e ignora las peticiones de interacción social de otros animales o personas. En casos más graves, el perro busca lugares escondidos de la casa donde tumbarse y aislarse por completo del resto de integrantes del hogar, pudiendo llegar al punto de mostrarse incómodo o amenazante si alguien trata de invadir su espacio.

Por otro lado, la depresión provoca una marcada falta de apetito en el animal, que deja de alimentarse por completo y rechaza cualquier bocado que se le ofrezca, incluso las "chuches" o la comida casera.

Todo esto puede afectar de manera importante al perro, pues un animal que no se mueve y no come sufrirá una pérdida importante de peso, con la consiguiente desnutrición y deshidratación. Su sistema inmunitario se debilitará y tendrá más probabilidades de contraer enfermedades, además de que el estado de postración puede ocasionarle úlceras y otras lesiones en la piel.

Sí, un perro puede morir por depresión, aunque no sea la causa principal. Si el animal muestra síntomas de depresión y no se hace nada al respecto, su estado de salud tanto físico como mental se irá deteriorando cada vez más y el animal puede llegar a morir.

Normalmente, la muerte de un animal que sufre depresión se produce como consecuencia de la desnutrición severa. La delgadez extrema y el déficit nutricional y de hidratación provocan que el metabolismo del animal se altere y comience a intentar extraer energía de donde puede, incluidos los músculos y otros tejidos corporales.

Esto, a su vez, desemboca en un mal funcionamiento de los órganos, que comienzan a fallar y favorecen la aparición de un cuadro de acidosis metabólica y desequilibrio electrolítico. Finalmente, el animal muere por un fallo multiorgánico irreversible.

No obstante, debemos tener en cuenta que un animal desnutrido y postrado también es muchísimo más susceptible a padecer cualquier patología de tipo infeccioso, pues su sistema inmunitario no es lo suficientemente fuerte como para combatir los microorganismos patógenos que puedan atacarlo.

En este sentido, también existe la posibilidad de que un animal deprimido no muera por un fallo metabólico, sino por el ataque de alguna bacteria, virus o parásito oportunista que haya logrado acceder al perro. Por este motivo, durante el tratamiento conductual o farmacológico de un animal deprimido, es indispensable mantenerlo en un ambiente lo más limpio posible y asegurarse de que el can ha llevado al día su pauta de vacunación y desparasitación.

Ahora que ya sabes que puede morir un perro por depresión, tienes más detalles sobre la "Depresión en perros" en el siguiente artículo que te mostramos.

Sí, un perro puede morir por depresión pero es importante que sepamos cómo evitarlo. Que un perro padezca una depresión tan profunda que le conduzca a la muerte no es algo habitual, pues afortunadamente hay formas de ayudar al animal a mejorar su estado emocional antes de que llegue a enfermar.

Si, por ejemplo, el perro está muy apegado a una persona o a un compañero canino y, por el motivo que sea, alguna de estas figuras de apego desaparece de su vida (por fallecimiento, mudanza, etc.) es recomendable prepararlo gradualmente para su marcha. Para ello, un etólogo te puede guiar en el proceso ayudándoos a ti a tu peludo a sobrellevar mejor el momento de la separación.

Sin embargo, la mayoría de las veces no podemos prevenir la tristeza y nos tenemos que conformar con tratarla para que no vaya a más. En este caso, es imprescindible acudir al veterinario para que examine al animal en cuanto aparezca el primer síntoma de depresión (generalmente, apatía o falta de apetito) y no dejar nunca que la situación se agrave, pues aunque nos pueda parecer "poca cosa" el perro puede empeorar muy rápido y padecer las consecuencias.

La cosa se complica un poco en el caso de perros que ya han sufrido abusos o experiencias traumáticas previas, pues pueden llegar a desarrollar una condición llamada "indefensión aprendida" en la que experimentan mucho miedo y un estado depresivo duradero que les impide reaccionar de manera normal. Afortunadamente, con mucha paciencia, esfuerzo, empatía y ayuda profesional, estos peludos pueden ganar confianza y volver a tener una vida tranquila y feliz.

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En función del nivel de tristeza que esté experimentando un perro, lograr animarlo puede ser más o menos fácil. Un perro que ya muestra claros síntomas de apatía puede requerir más esfuerzo por parte del tutor. En este caso, te dejamos algunos consejos para tratar de alegrar a un perro con depresión:

• Nunca fuerces al animal a moverse o pasear si él no quiere, las cosas deben hacerse poco a poco.
• Refuerza cada comportamiento que muestre una intención del perro por jugar, caminar, comer o interactuar con otras personas o animales, por pequeño que sea, de esta forma le indicas que eso está muy bien y que le animas a continuar así.
• Trata de mantener unas rutinas muy estables: a los perros les genera estrés no poder controlar su entorno y no saber qué es lo que va a ocurrir a continuación, por lo que un ambiente tranquilo y predecible ayudará al can a sentirse más seguro.
• Pasa tiempo con él: aunque no hagáis gran cosa, el perro es un animal social y necesita sentir que no está solo.
• Ofrécele a diario la posibilidad de hacer cosas que le gustan: salir a pasear, morder un hueso, perseguir una pelota, comer comida apetitosa, etc. A medida que mejore, irá aceptando estas actividades, pero te tienes que asegurar de ofrecérselas con frecuencia.
• Muéstrale juguetes nuevos y proponle actividades de enriquecimiento ambiental sencillas y que nunca haya probado antes. A veces, la novedad es una buena motivación.
• Apoya el tratamiento veterinario con nutracéuticos, aromaterapia o feromonoterapia para favorecer un estado de ánimo más positivo.

Más allá de poner en práctica estos consejos sobre para cómo animar a un perro triste, desde ExpertoAnimal te recordamos la importancia de no dejar de lado este problema y acudir siempre a un veterinario. Es posible que la depresión de tu perro aparezca porque el animal siente dolor o está pasando por un proceso patológico que no eres capaz de identificar.

La revisión con el veterinario siempre debe ser el primer paso ante cualquier cambio de comportamiento del animal y, si el veterinario determina que el can está sano, contactar con un etólogo que te paute un tratamiento conductual debería ser el siguiente paso.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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