¿Por qué mi perro me gruñe cuando lo acaricio?

El gruñido es una señal de amenaza que el perro emite para avisar a otro animal o persona de que aquello que está haciendo no le gusta o que prefiere que se alejen de él. Una de las principales motivaciones que un perro tiene para tratar de alejar a su tutor es, sin duda, el miedo o la desconfianza.

Si el animal no se siente seguro en su entorno o no se fía de las buenas intenciones de una persona, evitará que esta se le acerque demasiado o que le acaricie, pues no sabe si le van a hacer daño. Esto suele ocurrir en el caso de perros que han vivido experiencias traumáticas como un abandono o un maltrato físico o que han sido educados a base de castigos y amenazas. En este tipo de situaciones también es probable que nos preguntemos por qué mi perro me gruñe y muerde cuando lo acaricio.

Aquí te contamos los "Síntomas de miedo en perros".

¿Qué hacer en este caso?

El miedo es una emoción que se puede reducir e incluso llegar a eliminar en algunos casos, pero que requiere de mucha paciencia, tiempo y dedicación. Un perro asustado no se deja manipular fácilmente y es muy importante no forzarle jamás a mantener contacto físico que no desea tener.

En estos casos, te recomendamos siempre trabajar junto con un etólogo que te ayude a ti y a tu perro a ganar poco a poco confianza el uno en el otro. Cuando el animal empiece a sentirse seguro contigo, no tendrá necesidad de mostrarse amenazante y su comportamiento empezará a cambiar.

Si tu perro nunca ha gruñido al acariciarle pero ha empezado a mostrar este comportamiento de manera repentina, es posible que no se encuentre bien. El malestar físico ocasionado por una patología puede hacer que los perros se vuelvan más susceptibles al contacto y prefieran evitarlo, bien por miedo a sufrir dolor o porque buscan estar solos y tranquilos.

En muchas ocasiones, si existe un dolor agudo y localizado, el perro solo se quejará y gruñirá cuando, por ejemplo, le acaricias en una zona concreta o le coges en brazos, mientras que no se mostrará agresivo si le tocas alguna otra parte del cuerpo.

Puedes consultar los "Signos de dolor en perros" en el siguiente post de ExpertoAnimal.

¿Qué hacer en este caso?

Si observas que tu perro se encuentra molesto, gruñe o se aparta cuando le acaricias alguna zona de su cuerpo, lo primero que debes hacer es llevarlo al veterinario para que le realice un examen físico. Ten mucho cuidado si tratas de averiguar por ti mismo qué es lo que le duele, pues el perro puede reaccionar mal a algunos movimientos y llegar a marcarte o morderte (pues ya te ha estado avisando previamente mediante el gruñido).

En otros casos, el perro ni siente dolor ni siente miedo sino que, simplemente, no está disfrutando de las caricias y te lo hace saber a través del gruñido. Este es otro de los motivos que explican por qué mi perro siempre me gruñe cuando lo acaricio si no sabes ni cómo ni dónde acariciarlo.

No todos los perros son iguales, cada uno tiene unos gustos diferentes, un carácter único y una sensibilidad distinta en lo que respecta al contacto físico. Es posible que un perro disfrute de unas caricias más bruscas en la cabeza mientras que otro las deteste y prefiere que le rasquen suavemente el pecho.

¿Qué hacer en este caso?

Si tu perro no está cómodo con las caricias que le proporcionas la solución es sencilla y pasa por observar qué es lo que le gusta y no le gusta a tu peludo. Como tutor, vas a pasar muchas horas al día con tu perro y es importantísimo que aprendas a reconocer qué actividades disfruta más y cuáles prefiere evitar. Aunque a ti te guste un tipo de juego o caricia, es posible que a tu perro le incomode y te lo haga saber mediante el gruñido ¡y eso no está mal! Reconocer y respetar el lenguaje de tu peludo es el primer paso para una convivencia sana y feliz.

Si tu perro únicamente te gruñe cuando está jugando con algún objeto o tiene cerca uno, es muy probable que exista un problema de protección de recursos. En este caso, el perro trata de proteger cualquier objeto que él considera valioso (un juguete, su bol de comida, un snack, algo que se te ha caído al suelo, etc.) por miedo a que se lo quites. Si esto ocurre, el perro no dejará que te acerques a él y te gruñirá si tratas de acariciarlo, pues pensará que vas a arrebatarle su "tesoro".

Esta conducta puede llegar a ser realmente problemática y peligrosa y muchas veces aparece como consecuencia de un estilo de educación inadecuado.

Por ejemplo, si cuando el animal es un cachorro le retiras el plato mientras come, metes la mano en su comida invadiendo su espacio o le quitas sus juguetes de manera brusca y sin ofrecerle una alternativa, es posible que el animal aprenda a proteger sus cosas e incluso que generalice esta protección a prácticamente cualquier objeto, llegando incluso a amenazar a su tutor.

¿Qué hacer en este caso?

La protección de recursos es un problema fácilmente identificable por el tutor, quien enseguida se da cuenta de que su peludo se vuelve agresivo exclusivamente cuando está protegiendo su comida o algún objeto. Para solucionar esta situación, el animal debe aprender que tú no eres una amenaza y que puede confiar en ti.

De esta forma dejará de gruñirte y te hará caso cuando le pidas que abandone el objeto en cuestión. Para lograr esto, es necesario reforzar el vínculo entre ambos, practicar algunas técnicas básicas de entrenamiento canino y utilizar refuerzo positivo, premiando siempre el buen comportamiento del perro.

Igualmente, para que el trabajo sea efectivo, jamás debes molestar al animal mientras come y nunca tienes que emplear castigos físicos o amenazas contra el animal, pues esto sería contraproducente para su aprendizaje.

Al igual que ocurre con las personas, cuando un animal se encuentra en un estado psicológico inestable o muy alterado puede tener reacciones bruscas que no son premeditadas ni intencionadas. Un ejemplo muy claro lo encontramos en el caso de perros reactivos o que sufren episodios intensos de estrés o ansiedad en ciertas situaciones (cuando ven a otros perros, en el veterinario, en el coche, etc.).

En estas situaciones, un can puede verse completamente desbordado y no es capaz de pensar con claridad, por lo que no es extraño que gruña a cualquier persona que trate de acariciarlo con el objetivo de tranquilizarle. Si el gruñido no hace efecto y el contacto físico no cede, el animal puede llegar a marcar o a morder en un acto reflejo e involuntario, que se conoce con el nombre de agresividad redirigida.

¿Qué hacer en este caso?

Si tu perro se pone especialmente nervioso en ciertas situaciones y llega a "perder los papeles" cuando se enfrenta a algunos estímulos concretos, como puede ser la presencia de otros animales, bicis, sonidos fuertes, etc. provocando que llegue a gruñirte cuando lo acaricias, lo primero que debes hacer es abordar el problema de base, es decir, el miedo, la reactividad o la ansiedad.

Si a un perro que se encuentra en un estado emocional alterado lo regañas, no será capaz de aprender nada y se pondrá aún más nervioso. Trabajando el problema principal del animal con la ayuda de un etólogo, los gruñidos y la agresividad redirigida desaparecerán por sí mismos.

Por último, pero no menos importante, otra de las causas que explican por qué mi perro me gruñe cuando lo acaricio es el aislamiento social y la falta de estimulación temprana. Los canes pasan, durante su fase de cachorros, por una etapa importantísima conocida como el periodo de socialización que abarca, aproximadamente, desde las tres semanas hasta los tres meses de vida.

Lo que el cachorro aprenda en esta etapa marcará gran parte de su comportamiento futuro por lo que es muy importante que tenga experiencias positivas y que socialice con todo tipo de animales, personas y situaciones. Un animal que vive aislado o que no ha tenido un contacto positivo con personas durante su juventud, tendrá mucho miedo y evitará las caricias, emitiendo gruñidos como aviso.

¿Qué hacer en este caso?

Un animal que ha vivido parte de su vida aislado del entorno se habrá perdido gran parte de un aprendizaje social importantísimo y tendrá ciertas dificultades para comunicarse con otros animales y convivir con personas.

Afortunadamente, los perros son animales increíblemente resilientes, adaptables e inteligentes y con ayuda y mucha paciencia, un perro con escasa socialización puede ir aprendiendo poco a poco a confiar en los seres humanos y a interactuar con otros individuos, aunque su inseguridad difícilmente desaparecerá por completo.

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