¿Por qué a mi perro le huele la boca a pescado?

En primer lugar debemos distinguir una halitosis que se produce de forma puntual de aquella que se prolonga en el tiempo, sobre todo si esta se ve acompañada de otros síntomas. Si nuestro perro ingiere excrementos, conducta conocida con el nombre de coprofagia, o está sufriendo un episodio de vómitos, regurgitaciones o incluso rinitis o sinusitis, es habitual que notemos halitosis. El por qué a nuestro perro le huele la boca a pescado o a basura estaría, en estos casos, explicado por el mal olor que le dejarían en la cavidad bucal los excrementos, los vómitos o el material regurgitado.

En la rinitis o sinusitis, es la secreción que puede generar y que el perro traga la que desprendería mal olor. En estos casos es probable que nuestro perro presente síntomas como estornudos o malestar general y deberemos acudir al veterinario. En el caso de la coprofagia no están claras las causas que la incentivan, por lo que debemos centrarnos en evitar que esta se produzca, ya que la ingestión de heces de otros animales puede causar parasitosis. Para ello podemos consultar con un etólogo o especialista en comportamiento canino y revisar nuestro artículo "¿Por qué los perros comen excrementos?". En general, este comportamiento se presenta más en cachorros que en adultos, por lo que si notas que a tu cachorro le huele la boca a pescado, comprueba si padece coprofagia.

La ingestión de algunos compuestos como fósforo o fosfuro de zinc puede explicar por qué a un perro le huele la boca a pescado podrido o a ajos. En estos casos es posible que observemos otros síntomas como pueden ser convulsiones, diarrea, dificultades respiratorias, debilidad, dolor o vómitos. Si sospechamos que nuestro perro se ha envenenado debemos acudir sin pérdida de tiempo a nuestro veterinario de referencia. El pronóstico va a depender del producto ingerido, de la cantidad y del tamaño del perro. Si es posible, debemos llevar una muestra del tóxico para ayudar al veterinario al diagnóstico.

Como siempre, la prevención es nuestra mejor baza y por ello no debemos dejar ningún tóxico al alcance de nuestro perro. Tampoco comida de consumo humano, ya que algunos de nuestros alimentos cotidianos pueden resultar tóxicos para nuestros perros. Revisa la lista de "Alimentos prohibidos para perros" según estudios científicos.

Cuando pensamos en por qué a nuestro perro le huele la boca a pescado o a cualquier otro olor desagradable, la enfermedad periodontal va a ser una causa muy común. Entre los trastornos bucales que destacan encontramos los siguientes:

Gingivitis

Se trata de la inflamación de las encías y puede resultar muy dolorosa. El sarro se acumula en puntos en los que la encía acaba separándose de los dientes. En estos lugares se acumulan restos de comida y bacterias, lo que acaba por provocar la infección de las encías. Además de percibir mal olor de la boca del perro, podremos ver las encías enrojecidas y sangrando y/o supurando fácilmente. Debido, precisamente, a este sangrado, es habitual notar, también, que al perro le huele la boca a sangre. Requiere atención veterinaria para que no progrese a periodontitis, que veremos a continuación.

Periodontitis

Cuando la gingivitis avanza llega a infectar las raíces de los dientes, que pueden acabar por desprenderse. Esta enfermedad produce dolor, de forma que, además de notar que al perro le huele la boca a podrido, otros síntomas son las dificultades para comer, la caída de la comida de la boca o la hipersalivación. Va a requerir tratamiento veterinario con una limpieza dental en profundidad o incluso la extracción de piezas dentales y la administración de antibióticos.

Estomatitis

Es una inflamación en la boca que comprende las encías y la lengua y que puede tener diferentes causas, como la enfermedad periodontal o los cuerpos extraños. Va a requerir tratamiento veterinario, pues se trata de una afección muy dolorosa que, además de mal olor, provoca hipersalivación, dificultades para ingerir alimentos y rechazo a la manipulación de la boca que se verá enrojecida e incluso puede sangrar. La estomatitis también aparece en enfermedades sistémicas como la diabetes, la insuficiencia renal o el hipotiroidismo, de ahí la importancia de un correcto diagnóstico.

Cuerpos extraños

Aunque no constituyen una enfermedad en sí, en ocasiones, algunos objetos como astillas, fragmentos de hueso, anzuelos o espigas pueden quedarse atrapados en la boca de nuestro perro y desarrollar algunas de las patologías mencionadas. Si observamos que se rasca con las patas o se frota, hipersaliva, tiene náuseas, mantiene la boca abierta o de ella se desprende mal olor, generalmente cuando el cuerpo extraño lleva un día o más en el interior de la boca, podemos pensar en este problema. Si abrimos la boca y la examinamos es posible que veamos el objeto, muchas veces enganchado tras la lengua, sobre todo en el caso de cuerdas y similares que pueden enrollarse en su base. Salvo que lo veamos muy claro, debe ser el veterinario quien lo extraiga y es posible que prescriba un tratamiento antibiótico.

Hemos visto algunos de los problemas que pueden explicar por qué a nuestro perro le huele la boca a pescado. Veremos ahora algunas recomendaciones relativas al cuidado de los dientes que pueden prevenir la aparición de gingivitis o periodontitis, trastornos muy habituales en los perros, y, por consiguiente, evitar el mal olor bucal. Los consejos a seguir son los siguientes:

• Alimentación adecuada: se recomienda el pienso o alimentos que favorezcan la mordida y hagan que al animal pueda roer, ya que así se contribuye a mantener limpios los dientes por su forma y consistencia. Los restos de comida de consumo humano o el alimento húmedo permiten que se depositen más restos sobre los dientes, con lo que aumenta el riesgo de infecciones.
• Limpieza bucal periódica: en el mercado existen cepillos de dientes y pastas específicas para perros. Es una buena práctica acostumbrar a nuestro perro al cepillado frecuente, lo que también nos va a servir para detectar cualquier problema bucal en fases iniciales. Para ello, aconsejamos consultar el artículo sobre "Diferentes formas de limpiar los dientes a un perro".
• Uso de mordedores: siguiendo las recomendaciones de nuestro veterinario, podremos hacernos con juguetes adecuados para el mantenimiento de la salud dental de nuestro perro. Este profesional también nos recomendará cuáles evitar para no dañar los dientes, como las pelotas de tenis, por su efecto abrasivo sobre la dentadura.
• Snacks: también siguiendo el consejo veterinario, podemos ofrecerle a nuestro perro, de manera periódica, productos que favorecen la higiene dental y que se suministran como premios, por lo que debemos tener cuidado de no aumentar en exceso la ración diaria, ya que podríamos potenciar la obesidad.
• Higiene dental profesional: si la boca de nuestro perro está en mal estado podemos recurrir a una limpieza dental realizada por nuestro veterinario. Este procedimiento va a requerir anestesia, por eso es recomendable que vigilemos la boca de nuestro can para que esta se haga cuando se necesite, ya que si esperamos a que nuestro perro sea muy mayor, puede que la anestesia le suponga un riesgo considerable.
• Todas estas recomendaciones se hacen más importantes en el caso de los perros de raza pequeña, pues parecen tener una propensión a los problemas bucales.

Por último, en ocasiones podremos explicar por qué a nuestro perro le huele la boca a pescado o a amoniaco por el padecimiento de alguna enfermedad sistémica, como puede ser la diabetes o la enfermedad renal. En estos casos vamos a poder observar otros síntomas como un aumento en la ingesta de agua y en la eliminación de orina, lo que se conoce como polidipsia y poliuria.

En el caso de la diabetes, en las fases iniciales también se observa un aumento en la ingesta de comida, aunque el animal no engorda e incluso adelgaza. Es cuando avanza la enfermedad que podemos notar vómitos, letargo, anorexia, deshidratación, debilidad y cataratas. Puede producirse un olor extraño en el aliento en los casos de cetoacidosis diabética, que se produce cuando se metabolizan los lípidos para conseguir energía, en ausencia de glucosa, y este procedimiento origina cetonas que se acumulan en la sangre, dando lugar a otros síntomas como debilidad, vómitos o problemas respiratorios. Se trata de una urgencia vital que requiere inmediata asistencia veterinaria.

En el caso de la insuficiencia renal es posible que el perro presente, también, vómitos, deshidratación, apatía, anorexia, adelgazamiento o úlceras bucales. Esta enfermedad puede presentarse de manera aguda o crónica y en ambos casos podremos notar la halitosis. Ante cualquiera de estos síntomas será nuestro veterinario quien, mediante un análisis de sangre, determine si nuestro perro padece alguna de estas enfermedades y prescriba el tratamiento más adecuado.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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