Microchip para perros - Precio y para qué sirve

El microchip es un dispositivo en forma de pequeña cápsula del tamaño de un grano de arroz que se inserta, normalmente, en el lateral izquierdo del cuello del perro. El chip se introduce como una inyección, por lo tanto, sin ningún tipo de anestesia, y queda debajo de la piel, pudiendo desplazarse del punto de inoculación con el paso del tiempo. Esta inserción al perro le molestará lo mismo que un pinchazo y no le supondrá ningún efecto secundario adverso. Este microchip funcionará durante toda la vida del animal.

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El microchip para perros es obligatorio por ley en numerosos lugares, como en España, a partir de los 3 meses de edad. Por lo tanto, no ponerle el chip al perro va a suponer una sanción económica.

Por otro lado, cabe destacar que este mismo microchip es también obligatorio en gatos y hurones, pero no en el resto de animales considerados exóticos, como pueden ser conejos o cobayas. No obstante, es recomendable su inserción por motivos de seguridad, tanto del propio animal como de las razones, ambientales y de control sanitario.

A pesar de su extensión cada vez mayor, son muchos los cuidadores que todavía se preguntan para qué sirve este chip para perros. Lo cierto es que su función principal es asociar los datos del perro con los de su propietario. De esta forma, si el animal se pierde, ocasiona algún daño o es abandonado es posible saber quién es su propietario y localizarlo.

El funcionamiento del microchip pasa por darlo de alta en la base de datos que corresponda según el lugar de residencia. Para ello, se recogen los datos del perro relativos a su fecha de nacimiento, nombre y raza, así como los de la persona que figurará como propietario a todos los efectos a partir de ese momento. Es especialmente importante anotar sus datos de contacto, que deben estar siempre actualizados para que el sistema de identificación funcione. Por este motivo, se debe comunicar al registro cualquier cambio en el domicilio o en el teléfono y modificar la titularidad si el perro cambia de propietario.

Cada microchip tiene un número único, que identificará en exclusiva al animal que lo lleve. Cuando se encuentra a un perro es posible averiguar si tiene o no el microchip puesto. Para ello, se le pasa por el cuello un dispositivo que se conoce con el nombre de “lector de microchips”. Los veterinarios y algunas autoridades como el Seprona disponen de estos lectores. Si el perro está microchipado, en el lector aparece el número único de su chip. Al introducirlo en la base de datos correspondiente aparece toda la información relativa al perro y a su propietario, de forma que es posible ponerse en contacto con él de inmediato.

Los veterinarios son los profesionales autorizados para acceder a estos datos e informar al propietario. A la vista del funcionamiento del chip se entiende su utilidad a la hora de recuperar perros perdidos o denunciar casos de abandono, maltrato o responsabilidad del propietario en el caso de daños a terceros en los que pueda verse involucrado un perro.

Por otro lado, la placa identificativa en el collar también es obligatoria y permite ver los datos del propietario de una forma mucho más rápida que mediante el chip. Así pues, en caso de que el perro se pierda y alguien lo encuentre, no necesitará pasar por una clínica veterinaria para proceder a leer la información del chip, puede llamar directamente al número de teléfono que aparece.

¿Todos los microchips están dados de alta?

No, que un perro de una protectora tenga implantado el microchip no quiere decir que esté dado de alta. Por este motivo, es importante verificar este hecho para registrar al animal e incluir en el chip todos sus datos tras la adopción.

Para poder implantar el microchip a un perro es necesario cumplir con una serie de requisitos:

• El propietario debe ser mayor de edad.
• El animal debe estar obligatoriamente censado en el ayuntamiento. En caso de no estarlo, se puede censar una vez puesto el microchip.
• El perro debe disponer de cartilla veterinaria. En caso de tener pasaporte, el número del microchip también se añadirá en este documento.
• Los datos del chip deben actualizarse siempre que sea necesario.

El microchip solo puede ser colocado y dado de alta por un veterinario. Por lo tanto, obligatoriamente hay que acudir a una clínica veterinaria si se quiere identificar a un perro con este dispositivo que, por otra parte, resulta obligatorio para evitar sanciones y proteger a los perros ante eventuales pérdidas o incluso sustracciones.

Si se adopta a un perro en una perrera o en una asociación protectora, se entregará ya microchipado por el servicio veterinario con el que trabajen. En ese caso, es imprescindible que con el animal se adjunten los papeles acreditativos del alta, donde figurará, también, el número de microchip insertado.

Poner el microchip a un perro es un acto clínico en el que, además de colocar, propiamente, el dispositivo, hay que dar de alta en el registro correspondiente al lugar de residencia los datos del perro y del propietario. Este procedimiento solo lo puede hacer un veterinario autorizado. No se puede hablar de un precio único para el microchip en perros, ya que hay variaciones a nivel geográfico e incluso el importe puede oscilar de una clínica a otra dentro de la misma ciudad. Esto se debe a que los colegios veterinarios establecen un rango de precios recomendados y son, en último caso, los profesionales quienes determinan cuál es el importe que implantan en su clínica. Así, el precio del microchip oscila entre los 25 y los 50 euros.

El precio del chip en perros es asequible si se valoran sus ventajas y se tiene en cuenta que se pone solo una vez en la vida. Aun así, algunas personas se preguntan si es posible poner el microchip para perros gratis. Lo cierto es que el chip no es gratuito, aunque puede resultar algo más económico si se opta por adoptar, ya que el importe que se cobra en estos casos suma chip, vacunas, desparasitaciones o esterilización, de forma que se paga menos que si el propietario tuviese que realizar por su cuenta todas estas intervenciones. Además, algunas protectoras ofrecen adopciones gratuitas de perros de más edad o que se encuentran en situaciones especialmente vulnerables, como enfermedad o discapacidad. De todas formas, si no se puede asumir el gasto del chip habría que plantearse si es la mejor idea hacerse con un perro.

Por otra parte, lo que sí es gratuito es llevar a un perro a una clínica para que comprueben, pasando el lector, si tiene o no microchip.

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