¿Cómo se reproducen y nacen los osos polares?

Los osos polares se caracterizan por ser polígamos. Esto quiere decir que tendrán varias parejas sexuales tanto los machos como, eventualmente, las hembras. La pareja solo estará unida durante el apareamiento, que suele prolongarse por unos tres días. Un macho es capaz de recorrer largas distancias en busca de una hembra para lograr reproducirse. Si se producen encuentros con otros machos, pueden enfrentarse para obtener el privilegio reproductivo. Normalmente, las peleas no suelen ser fatales, pero pueden dejar alguna herida en los rivales.

Las hembras maduran hacia los 4-5 años de edad, mientras que los machos pueden hacerlo un poco antes. El periodo de celo de las osas suele ser prolongado, durando desde finales de marzo hasta principios de junio. Los mayores índices reproductivos se dan en abril y en los inicios de mayo.

En los osos polares se da un largo proceso reproductivo de tipo secuencial. La ovulación de la hembra es inducida por la copulación y, aunque posteriormente tiene lugar la fecundación, la implantación y el desarrollo del embrión suceden de manera retrasada, produciéndose hasta en otoño.

El tiempo de gestación en los osos polares es de 195 a 265 días. La implantación está determinada por las condiciones corporales de la hembra, que usualmente acumula, antes de la época reproductiva, grandes reservas de grasa para poder producir una leche materna óptima y así alimentar a los cachorros mientras permanecen resguardados durante el invierno. La hembra es capaz de duplicar su peso antes de iniciar este proceso.

Generalmente, las osas polares quedan embarazadas a finales del otoño, aunque puede ser un poco antes, en concreto entre septiembre y octubre. Una vez que se inicia la gestación, construyen madrigueras en el hielo en áreas empinadas, cercanas al mar, donde se refugian para continuar con la gestación y la crianza.

El nacimiento de los osos polares ocurre en el invierno, cuando las condiciones en el Ártico son mucho más extremas de lo normal. La hembras se encontrarán refugiadas en la madriguera que han construido y llevarán ya un tiempo sin alimentarse. El ayuno se mantendrá mientras se encuentren resguardadas. El parto suele ocurrir entre finales de diciembre y enero y las camadas son mayoritariamente de gemelos. En menor proporción se dan partos individuales o de trillizos.

Los recién nacidos son ciegos, poseen poco pelo y son totalmente dependientes de la madre, con quien se mantendrán refugiados en la madriguera hasta marzo o abril, fecha en la que finalmente saldrán de la madriguera. Los cachorros al nacer tienen un peso promedio de 600 gramos, sin embargo, gracias a una leche materna con alto contenido de grasas, crecerán rápidamente hasta alcanzar 10-15 kg cuando salen a la superficie.

Los cachorros de los osos polares que tienen mayores probabilidades de sobrevivir son aquellos que logran un mayor tamaño y más acumulación de grasa mientras se encuentran en la madriguera. Es muy importante porque en esta especie existe una alta tasa de mortalidad durante el primer año de vida. Se considera que los osos polares son la especie de mamíferos que más tiempo pueden pasar sin alimentarse, pero para eso las reservas de las osas son imprescindibles.

Durante el primer año, las crías dependen completamente de los cuidados maternos y se mantienen con la osa unos dos años. Durante este tiempo la madre será bastante agresiva si llega a percibir cualquier peligro para sus crías. Una vez que la osa y sus cachorros salen de la madriguera, acuden al lugar de concentración de focas. Allí la osa se alimentará rápidamente y enseñará a hacerlo a sus pequeños. En este artículo te explicamos más sobre la alimentación del oso polar.

El nacimiento de camadas con pocos individuos, el largo tiempo que dura el proceso, ya que mientras la hembra cría a sus pequeños no vuelve a reproducirse, lo que significa que normalmente entra en celo cada tres años, y las altas probabilidades de muerte durante el primer año hacen que la especie en general tenga un éxito reproductivo bajo.

Aunque este es similar al de sus parientes úrsidos y puede llegar a compensarse con las altas probabilidades de vida que tiene un oso polar adulto, ya que, a excepción del ser humano, no tienen depredadores naturales en su hábitat, la situación del oso polar se agrava dadas las alteraciones que está sufriendo su hábitat.

Los osos polares son una especie considerada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, principalmente por los efectos que el cambio climático está teniendo sobre la zona polar del Ártico, donde el aumento inusual de las temperaturas afecta la cubierta de hielo, necesaria para el desarrollo adecuado de estos animales, así como para la biodiversidad, en general, de dichos ecosistemas. Te explicamos más de su hábitat en este artículo sobre dónde viven los osos polares.

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